Diari de
Terrassa
Viernes, 4 de
marzo de 2011
Crítica realizada por
Félix Riaza
Hasta el viernes, 4 de marzo, los que verdaderamente gustan del arte, de sus inagotables y renovadoras concepciones, merece la pena que vayan a
De grande y
mediano tamaño estas piezas ofrecen, a cada atento espectador, una profunda
lectura cuya pluralidad expresionista cuenta con la personal colaboración de
los visitantes en base a la sensibilidad receptiva de cada uno. De manera que
tales creaciones, siempre apoyadas en una fuerza plástica tridimensional,
indican que la participación del color deja al descubierto intensos valores
subjetivos en los que la luz, las sombras, las heterogéneas formas sobre
distintas superficies planas llevan a una compleja y bella geometría de la
visión en donde fácilmente adivinase la energía interior de Josep Cárceles.
Y las numerosas
materias que emplea hacen que ninguna obra pueda tener repetitivos conceptos
estéticos. En tanto, con esa abundancia y habilidad técnica, el autor consigue
que las líneas, las gamas e incluso la recóndita poesía de estos cuerpos
salientes, alcancen símbolos narrativos a la vez que literalmente
comunicativos. Por ejemplo, tales relieves escultóricos traen, unos u otros, la
presencia de acrílicos, esmaltes, óleos, arena de río, resina de poliéster,
óxidos y ácidos, piedra pómez, madera, acero inoxidable, etcétera.
En base a esto,
Josep Cárceles logra, en estas interpretaciones expuestas en la Escola Industrial , precisos y
sugerentes modos de ahondar en el indefinido espacio. Así lo vemos, entre
otras, en “Dona’t i et serà donat”, “Cercle Còsmic”, “Gènesi”, “Tomorrow”,
“Llum”, “Homenatge a la
Gioconda ”, etcétera.
En cualquier caso,
exposiciones como ésta dejan, en el ánimo del diletante, el deseo de conocer la
venidera exposición, de cómo Josep Cárceles va ensanchando su talento
descriptivo, su riqueza volumétrica, su referencia cromática como también la
iconografía suya tan singularmente peculiar.
Félix Riaza
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